El viernes 27 de noviembre de 2020, Mohsen Fakhrizadeh, un destacado científico y un prestigioso director de nuevas ciencias y tecnologías de Irán, fue martirizado tras haber sufrido un ataque terrorista. El asesinato de este científico iraní constituye una clara violación del derecho internacional y un claro ejemplo del terrorismo de Estado, en el que las huellas del régimen israelí son muy evidentes. El avance de las investigaciones sobre este atentado hace más innegable la atribución de este acto terrorista a ese régimen.
No cabe duda de que este descarado acto terrorista es otro intento desesperado contra las grandes capacidades y logros de la civilizada nación iraní, cuna de grandes figuras en el campo de la ciencia y la tecnología, y que precisamente tiene como objetivo eliminar el camino de la diplomacia, la interacción y el diálogo, además de generar más crisis y tensiones en la región.
El objetivo de asesinar a los científicos nucleares de la República Islámica de Irán es privar al país de un programa nuclear pacífico, cuya naturaleza pacífica ya ha sido reconocida por la comunidad internacional en el marco del Plan Integral de Acción Conjunta (JCPOA, por sus siglas en inglés), en el marco del cual se han llevado a cabo amplias y constructivas cooperaciones con el Organismo Internacional de la Energía Atómica.
Este atentado terrorista y cobarde muestra que los enemigos de la diplomacia atraviesan días de angustia; a quienes en la situación actual no les tiembla el pulso para cometer cualquier acto vergonzoso con el fin de interrumpir los métodos y soluciones políticos. Por lo tanto, los belicistas estadounidenses, israelíes y regionales están tratando de crear una crisis en Oriente Medio para lograr sus siniestros objetivos, lo cual tendrá, sin duda alguna, consecuencias irreversibles para la paz y la seguridad regionales.
Tras la retirada unilateral de Trump del Acuerdo Nuclear (JCPOA, por sus siglas en inglés) y a pesar de la máxima presión de la Administración estadounidense y de las conspiraciones del régimen israelí y de los reaccionarios en la región, la República Islámica de Irán hizo el mayor esfuerzo, con paciencia y sabiduría, por preservar el Acuerdo Nuclear como un gran y exitoso fruto de la diplomacia. Ahora bien, en el nuevo clima político mundial era predecible que los detractores de la paz y la seguridad mundiales continuarían sus esfuerzos para eliminar cualquier nueva apertura en la diplomacia.
La nación iraní espera que la comunidad internacional y quienes afirman ser defensores de derechos humanos y de la lucha contra el terrorismo, especialmente los países europeos, condenen enérgica y explícitamente este acto terrorista con total transparencia, evitando el doble rasero y los enfoques selectivos.
Como lo ha demostrado en repetidas ocasiones, el pueblo iraní se mantiene alerta y no caerá en la trampa de complots y conspiraciones de los malhechores. La República Islámica de Irán perseguirá el castigo final de los autores materiales e intelectuales de este crimen y se reserva el derecho de responder de manera oportuna y apropiada.
Tales actos terroristas nunca podrán ser un obstáculo para el progreso de la gran nación iraní en el campo de la ciencia y la tecnología. Los esfuerzos científicos y técnicos de la República Islámica de Irán continuarán con mayor fuerza y ritmo.
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Embajada de la República Islámica de Irán – Madrid
Sección de Prensa